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jueves, 30 de octubre de 2008

La Literatura Europea


__Literatura Europea del siglo XX__

LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX :

En este siglo se produce una nueva edad de oro de las letras españolas . Principalmente debido a tres generaciones de escritores :
La Generacíón de 98 , influida en sus orígenes por el modernismo de Rubén Darío, los Escritores Novecentistas cuyo autor más destacado es el filósofo Ortega y Gasset y Federico Garcia Lorca, en cambio la Generación del 27 que tiene su modelo en Juan Ramón Jiménez.


El Modernismo Español

Se llama modernismo al movimiento poético introducido por Rubén Darío , a su vez influenciado por los simbolistas franceses ,Verlaine , Mallarmé ....
Rubén Darío llegó a España como delegado americano en la fiesta del centenario colombiano.Para entonces ya había alcanzado el éxito con su librode poemas Azul.Después residió en París,donde recibió la influencia de los escritores simbolistas ,adaptando sus formas al castellano. Allí escribió sus : ProsasProfanas. A su regreso a España en 1999 era ya considerado un maestro por los jóvenes escritores españoles, que sentían mágica la sonoridad de sus versos .
Rubén provocó una auténtica renovación en las letras españolas, adaptando las formas simbolistas, frente al arte realista de los escritores de la Restauración ; como hizo en su día Garcilaso de la Vega, adoptando las formas del Renacimiento .
El modernismo se caracterizó principalmentepor :
-Adopción del verso alejandrino francés -Utilización del pié latino en el verso libre -Uso de formas métricas medievales -Profusión de imágenes y metáforas
Un grupo de escritores influenciados por el Modernismo , van alejándose paulatinamente de esta tendencia,al tiempo que adoptan una actitud crítica.

GENERACION DEL 1898

En esta fecha se produce el desastre militar de Cavite y de Santiago de Cuba y se firma el tratado de París por el que España pierde sus últimas colonias .
Este sería el hecho generacional que unió a una serie de escritores preocupados por la decadencia de España .
El núcleo de escritores que la integraban estaba constituido por : Azorín , Baroja , Unamuno , Antonio Machado, y Maeztu. También se puede citar a Valle Inclán y Jacinto Benavente .
Tuvieron un precusor en su actitud crítica en Angel Ganivet , que en su obra Idearium español somete a análisis las causas de la decadencia de España y resalta el caracter estoico y senequista de nuestra cultura .
Los rasgos más destacados en la personalidad y en la obra de éstos escritores , son :
- Idealismo exaltado frente al materialismo anterior.
- Amaban una España distinta de la que contemplaban.
- Ven a Castilla como el núcleo aglutinador.
- Miran a la época posterior a la de los Reyes Católicos, para buscar la verdadera esencia de España.
- Con la madurez la crítica se va dulcificando. Entonces ya la realidad no importa , lo que importa es nuestro ensueño ( Azorín )
- En cuanto al estilo literario se caracteriza por la sencillez, sinceridad,y expresividad

ESPAÑA SIGLO XX:
En el siglo XX la corriente literaria iniciada por la generación del 98 se apagó por un tiempo durante la Guerra Civil (1936-1939), cuando la mayoría de los intelectuales fueron silenciados u obligados a tomar el camino del exilio, pero recuperó su vigor después de la II Guerra Mundial. Véase Literatura española del exilio.
La sensibilidad y la absoluta pureza formal, en las obras de los escritores de comienzos del siglo XX, caracterizan la poesía de Juan Ramón Jiménez, quien obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1956. El filósofo y ensayista José Ortega y Gasset, maestro de la prosa, es muy conocido como uno de los principales intérpretes del espíritu de su época. Otros escritores destacados de este periodo son el novelista, poeta y crítico Ramón Pérez de Ayala; el novelista y ensayista Gabriel Miró; el novelista, dramaturgo y crítico Ramón Gómez de la Serna —autor de las greguerías—, que fue el máximo exponente del vanguardismo y el expresionismo literario en España; el crítico y ensayista Eugeni d'Ors; los ensayistas Salvador de Madariaga y Gregorio Marañón; y el crítico y catedrático Ramón Menéndez Pidal.

Poesía Española

Una brillante generación de poetas, conocida como la generación del 27, floreció a finales de los años veinte y durante toda la década de los treinta. El más conocido de estos poetas es Federico García Lorca, quien dio expresión al espíritu popular de España en sus poesías y obras teatrales. Otros poetas destacados de esta generación son Jorge Guillén, Rafael Alberti y Vicente Aleixandre. La obra de Guillén se agrupa, bajo el título de Aire nuestro, en tres libros: Cántico, Clamor y Homenaje. Guillén tuvo que exiliarse por motivos políticos en 1939, y sus versos reflejan un pesimismo creciente. Aleixandre, que obtuvo el Premio Nobel en 1977, ejerció una considerable influencia sobre otros poetas españoles. Su obra poética, que comienza con Ámbito (1928), adapta con inmensa creatividad la experiencia renovadora del surrealismo. Antología total (1975) es la más reciente colección completa de sus obras. La influencia de esta formación generacional se reflejó en poetas como César Vallejo, Pablo Neruda, Vicente Huidobro y Octavio Paz, entre otros. Al grupo al que en ocasiones se hace referencia como generación del 36 pertenecen Germán Bleiberg, Carmen Conde, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero, Luis Rosales, Dionisio Ridruejo y, así también, Miguel Hernández, quien fue elogiado de forma unánime tras la publicación de El rayo que no cesa (1936). La generación del 36 se caracteriza por la expresión de su fe religiosa y por su intimismo. Fueron poetas disconformes con la situación política y social creada tras la Guerra Civil española, pero que en vez de enfrentarse con el régimen establecido optaron por una poesía personal y sincera sobre la naturaleza, la fe religiosa y otros temas íntimos.
Nueve poetas dominan la generación que sucede a la de 1936; se trata de Rafael Morales, Vicente Gaos, Carlos Bousoño, Blas de Otero, Gabriel Celaya, Victoriano Crémer, José Hierro, Eugenio de Nora y José María Valverde. El verso de Hierro representa el antiesteticismo, el compromiso social y la preocupación por España que caracteriza al grupo en su conjunto. Otras características del grupo son: 1) poesía subjetiva del individuo en conflicto con el mundo exterior, como en los poemas iniciales de Blas de Otero; 2) actitud realista —ni trágica ni exasperada, sino serena y de religiosidad íntima—, como en la obra de Valverde y la poesía última de Blas de Otero; y 3) tendencias objetivas y poesía social, como en la obra de Gabriel Celaya, Victoriano Crémer y Eugenio de Nora. En la poesía actual española todavía hay dos generaciones encontradas con las nuevas de expresiones. Poetas que se iniciaron en los años cincuenta aún dominados por los temas sociales, pero que pronto se centraron en una poesía estética —con toques surrealistas, intuitivos y personales, y que se les conoce como la generación del 50. De este grupo formaron parte José Manuel Caballero Bonald, Ángel Crespo, Jaime Gil de Biedma, Claudio Rodríguez o Félix Grande. Los escritores que se dieron a conocer a finales de la década de 1960 significaban modernidad e intuición estética, en especial el grupo de los Novísimos, como Félix de Azúa, Pere Gimferrer, Antonio Martínez Sarrión, Leopoldo María Panero entre otros. A partir de 1980 —por marcar una referencia— la poesía española se ha hecho individual, fuera de grupos y escuelas. Cada creador se afirma y busca su expresión lingüística y estética, pero sin enfrentamientos con las generaciones y tendencias anteriores, como Blanca Andréu, aunque dentro de esta libertad creadora individualista también surgen los poetas que mirán atrás, tratando de establecer lazos con los mayores y moviéndose en grupos, como Luis García Montero. Es difícil, por no decir imposible, fijar criterios de unidad estilística con criterios clásicos por falta de perspectiva histórica y por la convivencia en la actualidad de géneros y estilos.

La novela Española

La novela es el género más floreciente de la literatura española contemporánea. Max Aub es autor, entre otras obras, de El laberinto mágico —amplio panorama sobre la guerra civil— y La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco (1960). Una de las mejores novelas de Francisco Ayala, crítico y sociólogo además de novelista, es Muertes de perro (1958), que describe el mundo esperpéntico de una dictadura americana. Las novelas La familia de Pascual Duarte (1942), de Camilo José Cela, y Nada (1944), de Carmen Laforet, figuran entre las más destacadas de un nuevo tipo de realismo conocido como tremendismo, que se caracteriza por la presencia del antihéroe y la insistencia en los aspectos más sórdidos y desagradables de la vida. Cela, galardonado con el Premio Nobel en 1989, ha escrito novelas de estilos muy diferentes y es también conocido por sus libros de viajes. La colmena (1951) es para algunos su mejor novela.
Una variante más tradicional de realismo es la que representan las obras de escritores como Ignacio Agustí, a quien se debe el ciclo La ceniza fue árbol, centrado en la burguesía de Cataluña, y José María Gironella, autor de Los cipreses creen en Dios (1953), que inauguró una saga de conflictos familiares que simbolizan las disputas políticas que condujeron a la Guerra Civil española. Miguel Delibes destaca por sus libros de viajes y novelas realistas, entre las que sobresalen La sombra del ciprés es alargada (1948) y Cinco horas con Mario (1966). Ana María Matute, que ingresó en la Real Academia Española en 1996, y que suele emplear un realismo exagerado pese a sus arranques líricos, encuentra en la infancia uno de sus temas habituales y es autora de libros como Los niños tontos (1956) y Primera memoria (1959). El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio, es una novela objetiva en extremo, de estilo innovador en su época que su autor no tardaría en abandonar. Las novelas de Juan Goytisolo abordan problemas existenciales y son un alegato contra el vacío histórico de la sociedad española; entre sus obras más famosas se encuentran Reivindicación del conde don Julián (1970) y Paisajes después de la batalla (1982). Entre las novelas de Ramón J. Sender, considerado por algunos como el novelista más importante de esta generación, se incluyen Mr. Witt en el cantón (1935), Crónica del alba (1942) y Réquiem por un campesino español (1960).

Teatro y ensayo

El teatro moderno español no ha estado a la altura de los otros géneros. Cabe citar entre los dramaturgos a Alejandro Casona, de cuyo simbolismo es muestra La dama del alba (1944), y a Antonio Buero Vallejo, cuya Historia de una escalera es un buen ejemplo de su teatro realista con alusiones existencialistas. También son dignos de mención Alfonso Sastre, autor de Escuadra hacia la muerte (1953), Miguel Mihura y Fernando Arrabal, polémico autor, cuyas primeras obras, que él denominó “pánicas”, revolvieron la escena española. Véase también Teatro español.
En el terreno del ensayo, Julián Marías, discípulo de Ortega y Gasset, hizo algunas contribuciones importantes al género durante la posguerra. Américo Castro, Dámaso Alonso y Joaquín Casalduero son algunos de los críticos literarios más destacados. Entre la multitud de eminentes ensayistas contemporáneos se encuentran José Gaos, Pedro Laín Entralgo, José Ferrater Mora, María Zambrano, José Luis López Aranguren, Francisco Ayala, Guillermo Díaz Plaja, Ricardo Gullón y Guillermo de Torre.

LITERATURA ITALIANA DEL SIGLO XX

La literatura italiana del siglo XX muestra una gran variedad de formas y temas. Gran parte de ella refleja las experiencias de los años del fascismo, mientras que, desde el final de la II Guerra Mundial, fue el realismo social el estilo dominante durante años, hasta que fue sustituido por una corriente profundamente introspectiva tanto en la poesía como en la prosa.

Una figura destacada de las tres primeras décadas del siglo XX fue el novelista y autor teatral Luigi Pirandello, que recibió el Premio Nobel de Literatura en 1934. En sus obras de teatro introdujo elementos innovadores tendentes a acercar al público la interpretación de los actores y establecer una relación más directa entre ambos elementos de la escena. Muchas de sus obras teatrales son dramatizaciones de antiguas historias populares y, por lo general, abordan problemas filosóficos, como el relativismo y las personalidades múltiples, que el autor siciliano pone al descubierto a través de su sutil habilidad para describir la psicología de los personajes y de su chispeante ingenio. También abordó el problema de la emigración en la época de Garibaldi. Sus obras teatrales más famosas son: Seis personajes en busca de autor (1921), Enrique IV (1922), Así es (si así os parece) de 1917 y Esta noche se improvisa (1930), mientras que entre sus novelas destacan títulos como El difunto Matías Pascal (1904).

El triunfo del fascismo, con la consiguiente toma del poder por parte de Benito Mussolini, afectó negativamente a la hasta entonces rica vida literaria italiana. El fascismo fracasó a la hora de crear un tipo de literatura acorde con los principios del régimen en el poder. Los autores más destacados reaccionaron de diferentes modos ante las restrictivas condiciones intelectuales y la limitación de la libertad contenida en la ideología fascista. Muchos de ellos defendieron abiertamente posturas contrarias al régimen. Este fue el caso de Giuseppe Antonio Borghese, que describió la situación de su país en una novela, Goliath, la marcha del fascismo (1937), escrita en inglés y que no fue traducida al italiano hasta diez años después. Del mismo modo, el novelista Ignazio Silone sufrió la censura, se exilió de su país y obtuvo reconocimiento internacional por novelas como Fontamara (1930) y Pan y vino (1936). Benedetto Croce fue obligado a cesar en sus actividades durante el tiempo que duró la etapa fascista, mientras que el periodista y diplomático Curzio Suckert, que escribió bajo el seudónimo de Curzio Malaparte, comenzó trabajando para el Gobierno, en su cargo de alto funcionario, pero acabó renegando de Mussolini. Así, su obra más poderosa, Kaputt (1944), describe la degeneración moral y cultural de la Europa dominada por el fascismo

a) Poesía

Giuseppe Ungaretti, que ocupa, junto a Eugenio Montale, un lugar preeminente dentro de la literatura europea del siglo XX, publicó un primer libro de poemas, El puerto sepultado (1916), que marcó un resurgimiento de la poesía italiana. Sus obras, caracterizadas por un sorprendente uso del vocabulario y por una gran habilidad para crear vívidas imágenes de inusual intensidad lírica, fueron recopiladas en un solo volumen titulado La vida de un hombre (1942-1961), que contiene, entre otros, los poemas de los libros Alegría de naufragios (1919), Sentimiento del tiempo (1933) y La tierra prometida (1950).
Los poemas más importantes de Eugenio Montale, en cambio, se encuentran reunidos en tres volúmenes titulados respectivamente Huesos de sepia (1925), Las ocasiones (1939) y El vendaval y otras cosas (1956). Su lírica, por la que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1975, resulta a veces extremadamente concisa y hermética y contiene una ácida e inteligente crítica de la vida que, en ocasiones, la tiñe de pesimismo.
Salvatore Quasimodo es otro de los poetas destacados de estos años. Sus obras, entre las que se cuentan Y enseguida anochece (1942), Día (1942), La vida no es sueño (1949) y Dar y tener (1966), revelan una apasionada y lírica conciencia de la condición trágica de nuestra época. En 1959 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura.

b) Narrativa

Pocos años después del final de la guerra apareció en Italia un nuevo tipo de realismo ligado, en especial, al cine, que atravesó un periodo de creatividad antes desconocido, hasta el punto de que empujó a la crítica a acuñar un término nuevo para describirlo: neorrealismo. Entre las figuras literarias que se adscribieron a ese importante movimiento se encuentran Carlo Levi, que expuso los sufrimientos de los campesinos de sur de Italia en su conocida novela Cristo se detuvo en Éboli (1946); Elio Vittorini, autor de Conversaciones en Sicilia (1938-1939); y Vasco Pratolini, que escribió Crónicas de pobres amantes (1947). Otras destacadas personalidades de las letras de este periodo fueron Mario Soldati, conocido por su obra Cartas de Capri (1954); el poeta, ensayista y narrador Cesare Pavese, autor de Entre mujeres solas (1949), El diablo entre las colinas (1949) y La luna y las fogatas (1950); y Vitaliano Brancati, agudo crítico de la sociedad siciliana, como dejó patente en El bello Antonio (1949). Hubo, además una novela aclamada unánimemente y que dio origen a la película dirigida por Lucchino Visconti con el mismo título, El gatopardo. Escrita en 1958 por Giuseppe Tomasi di Lampedusa, se desarrolla en la Sicilia rural, desde el desembarco de las tropas garibaldinas hasta el final del siglo XIX.
Alberto Moravia es, quizá, junto a Pirandello, el escritor italiano moderno más conocido. Autor de novelas y relatos cortos en los que narra situaciones humanas contemporáneas, escribió en una prosa realista e impactante sobre los dilemas morales de hombres y mujeres atrapados en situaciones complicadas tanto social como emocionalmente. Su obra más conocida es La ciociara (La campesina, 1957), la historia de una madre y una hija en la Italia desgarrada por la guerra, llevada al cine por Vittorio de Sica e interpretada por Sofía Loren. Otro filme exitoso de Vittorio de Sica se basó en la novela de Giorgio Bassani, escrita en 1962, El jardín de los Finzi-Contini, que narra los avatares de una familia judía de Ferrara, ciudad natal del autor, durante los años del fascismo. Otro de los novelistas más destacables de la posguerra, Dino Buzzatti, escribió textos alegóricos entre los cuales destacan la novela El desierto de los tártaros (1940) y la obra teatral Un caso clínico (1953). Elsa Morante, cuya narrativa contiene elementos épicos y místicos, fue la autora de Mentira y sortilegio (1948), la vida de una familia del sur de Italia, y de La historia (1974), que describe la odisea de una pequeña familia formada por una madre asustada, un muchacho y un niño en la Roma de la II Guerra Mundial. Natalia Ginzburg, poeta y novelista, se ganó el reconocimiento de la crítica por su sensible aproximación a las mujeres y los niños de la Italia de su tiempo, relegados a papeles estereotipados dentro de las familias; entre sus obras destacan Las voces de la noche (1961) y Léxico familiar (1967).


1) NACIONALISMO ALEMÁN (1871-1945)

Tras la unificación de los estados alemanes en 1871, las tendencias revolucionarias de la literatura alemana empezaron a entrar en conflicto con el militarismo y el materialismo económico de la burguesía alemana. El principal representante de esta última, el estadista prusiano y primer canciller del Imperio Alemán, el príncipe Otto von Bismarck, expresó la visión dominante en la sociedad contemporánea en sus memorias tituladas Gedanken und Errinerungen (Memorias, 1898). Sin embargo, el poeta y filósofo Friedrich Wilhelm Nietzsche realizó una crítica demoledora de los valores sociales existentes. En libros como Jenseits von Gut und Böse (Más allá del bien y del mal, 1886) y Wille zur Macht (La voluntad de poder, 1901), Nietzsche rechazaba los valores religiosos tradicionales de la moralidad burguesa y el idealismo predominante en la filosofía alemana. Expuso su poética visión de un nuevo tipo de ser humano como figura dominante de una sociedad radicalmente transformada en la obra Also sprach Zarathustra (Así hablaba Zaratustra, 1883). Este nuevo tipo, el Übermensch (`superhombre'), daría cuerpo a las mejores cualidades del individuo creativo, la expresión más alta de la “voluntad de poder”, la fuerza que produce todo esfuerzo humano.

A partir de la idea de Nietzsche de la recurrencia cíclica de los acontecimientos, el filósofo de la historia Oswald Spengler formuló sus principios sobre el determinismo histórico. Estos desarrollos en los estudios de psicología e historia, combinados con la concepción de Nietzsche del artista como un crítico radical de la sociedad, influyeron en los movimientos literarios más importantes de finales del siglo XIX y principios del XX: naturalismo, expresionismo y teatro épico.

a) Naturalismo Alemán

El movimiento naturalista en literatura apareció después del apogeo del realismo. El realismo busca un arte que refleje las fuerzas del bien y del mal que afectan a la vida humana. El naturalismo, por su parte, es una forma de determinismo artístico que pinta un mundo desolado en el que los seres humanos están atrapados y condenados al fracaso y al desastre por fuerzas incontrolables. Los temas utilizados a menudo por los escritores naturalistas incluyen la enfermedad, la locura, la senilidad, la hipocresía religiosa, las relaciones familiares, los problemas políticos y las fuerzas ineludibles de la economía, la herencia, la raza, la clase y el entorno. Los principios artísticos del movimiento naturalista fueron descritos por el crítico y escritor Arno Holz en su tratado Die Kunst (El arte, 1891). Holz fue también coautor, con Johannes Schalf, de tres dramáticas narraciones naturalistas, recogidas bajo el título colectivo Papa Hamlet (1889). Algunos elementos del naturalismo, especialmente aquellos que tienen que ver con los aspectos eróticos de la vida, aparecen en los dramas del médico y dramaturgo austriaco Arthur Schnitzler. El representante principal del movimiento naturalista, sin embargo, fue el dramaturgo Gerhart Hauptmann. En su obra Vor Sonnenaufgang (Antes de amanecer, 1889) describe a los seres humanos como víctimas de la herencia y del entorno, condenados a luchas desesperadas contra fuerzas que no pueden controlar. Este tema, así como la forma de presentarlo, anticipaba muchos tratamientos similares en la literatura moderna. En una obra posterior de Hauptmann, Die Weber (Los tejedores, 1892), el héroe del drama está representado por un grupo social. En los últimos escritos de Hauptmann se produce una transición desde el naturalismo hacia el movimiento literario conocido como impresionismo, en el que el detallismo realista es sustituido por una pintura de las impresiones que los objetos ejercen en la visión individual del artista.
Otros movimientos importantes de la literatura alemana de principios del siglo XX fueron el neoclasicismo, el neorromanticismo, el simbolismo, el surrealismo, dadá y, el más importante, el expresionismo, que pone el acento en cuestiones de orden psicológico.

b) Expresionismo Alemán

Con origen en la pintura, el expresionismo empezó a influir en la literatura alemana alrededor de 1910. Como reacción frente al naturalismo y el impresionismo, que se preocupaban principalmente de la representación realista de la existencia, el nuevo movimiento tenía por objeto la expresión o representación de los sentimientos, experiencias y reacciones interiores del artista o escritor. El escritor expresionista da cuerpo al concepto de Nietzsche del artista como un crítico de los valores tradicionales. Además, igual que el pintor, el poeta o el novelista buscaba retratar las poderosas fuerzas interiores en la personalidad humana. Un lenguaje emocional exagerado y el dibujo de tipos abstractos más que de personajes realistas se convirtieron en medios para ese fin. El dramaturgo alemán Frank Wedekind, un expresionista temprano, con un sentido grotesco del humor, luchó contra las convenciones sociales en demanda de una nueva moralidad sexual. Fuerzas tales como la rebelión adolescente y la sexualidad amoral quedan retratadas en sus obras Frühlings Erwachen (Despertar de primavera, 1891) y Die Büchse der Pandora (La caja de Pandora, 1904). Esta última sirvió de base tanto para una versión cinematográfica (1928) como para Lulu, una ópera del compositor austriaco Alban Berg.
El conflicto generacional se convirtió para muchos escritores expresionistas en un símbolo de la crítica de los valores tradicionales, como en Der Sohn (El hijo, 1914) de Walter Hasenclever. Las actitudes antibelicistas después de la I Guerra Mundial encontraron expresión en las obras de Ernst Toller, Fritz von Unruh y otros. Georg Kaiser, en su inmensa producción dramática, fue un especialista en el diálogo epigramático, que resultaba muy apropiado para la naturaleza abstracta y simbólica de sus personajes. Carl Zuckmayer, quizás el dramaturgo más popular de su generación, se hizo especialmente famoso por sus vivaces caracterizaciones. Entre sus obras más conocidas están el drama Der Hauptmann von Köpenick (El capitán de Köpenick, 1931) y el guión para Der blaue Engel (El ángel azul, 1930), el film de Josef von Sternberg.
El movimiento expresionista produjo algunos poetas de gran originalidad. Su tema central era la crisis de los valores individuales y colectivos, como aparece en los poemas de Georg Trakl, llenos de nostalgia y soledad; o los de Georg Heym, que expresaban la desesperación ante la miseria y la soledad de la vida urbana. Franz Werfel, escritor austriaco, el poeta más importante del expresionismo, escribió sobre su nostalgia de una armonía entre los hombres y la naturaleza.

c) Teatro épico Alemán

El dramaturgo más original y sugerente del periodo moderno fue Bertolt Brecht. Empezó como expresionista, pero pronto desarrolló su propio estilo al comenzar con su teatro épico, en el que utilizaba baladas, elementos documentales y otras innovaciones como comentarios a la acción dramática. Igual que Wagner, creía en la misión de la escena como centro de enseñanza política y moral. En sus numerosas obras, entre las que se encuentran Mutter Courage und ihre Kinder (Madre Coraje y sus hijos, 1941), Der Kaukasische Kreidekreis (El círculo de tiza caucasiano, 1944-1945) y Der gute Mensch von Sezuan (La persona buena de Sezuan, 1943), escribió parábolas dramáticas para educar a su público. La influencia de Brecht se extendió por todo el mundo y muchos escritores más jóvenes adoptaron las técnicas dramáticas que él desarrolló. Entre los discípulos de Brecht se encuentra Peter Weiss, famoso por su apasionado drama documental Marat-Sade (1964), Rolf Hochhuth y Heinar Kipphart, que han alcanzado éxito con el llamado teatro documental en el que se llevan a la escena acontecimientos históricos. El dramaturgo suizo Friedrich Dürrenmatt ha reanimando el teatro con importantes obras eclécticas, cínicas y melodramáticas. Max Rudolf Frisch mantiene creencias más fuertes y convicciones morales más profundas que Dürrenmat, pero ha tenido menos éxito de público internacional.

d) La novela del siglo XX

La poderosa tendencia narrativa que se percibe en algunos de los dramas de Hauptmann se hace prominente en su novela Der Narr in Christo Emanuel Quint (Manuel Quint, el loco en Cristo, 1910), la historia de un joven carpintero, lleno de entusiasmo religioso, cuyo martirio lo frustra el mundo profano. La prosa de Schnitzler pierde acción en favor del monólogo interior. En Leutnant Gustl (El teniente Gustl, 1901) y Fräulein Else (La señorita Elsa, 1924) creó una nueva técnica de tratar el inconsciente. Der Mann ohne Eigenschaften (El hombre sin atributos, 4 volúmenes, 1930-1942), del escritor austriaco Robert Musil, es un espejo intelectual y psicológico de una época cultural a punto de desaparecer en Europa. Hermann Broch, en su trilogía Die Schlafwandler (Los sonámbulos, 1931-1932), describió también la decadencia y la desintegración de la vieja sociedad burguesa. Monumentales cuadros de personalidades y acontecimientos históricos se pueden encontrar en los escritos de Ricarda Huch. En prosa, las obras más famosas de Franz Werfel son las novelas Die vierzig Tage des Musa Dagh (Los cuarenta días de Musa Dagh, 1933) y Das Lied von Bernardette (La canción de Bernardette, 1941). Alfred Döblin, en su novela Berlin Alexanderplatz (1930), encontró un original estilo de montaje para presentar la situación de la clase obrera berlinesa.
Los novelistas alemanes modernos más destacados son Thomas Mann, Hermann Hesse y Franz Kafka. Mann, en su primera novela, Los Buddenbrook (1901), expuso un tema frecuente en su obra posterior: el conflicto entre los suficientes y prósperos representantes de la saludable vida burguesa y el artista perspicaz y a menudo enfermizo. Los conflictos y dificultades de la personalidad creadora son el tema de las novelas y narraciones más importantes de Mann. En Der Zauberberg (La montaña mágica, 1924) ofrecía lo que de hecho es una alegoría de la vida intelectual occidental en vísperas de la I Guerra Mundial. Ácido opositor al nacionalsocialismo, Mann abandonó Alemania en 1933 y acabó en el exilio parte de los cuatro volúmenes de Joseph und seine Brüder (José y sus hermanos, 1933-1944). Su desesperación ante el destino de Alemania y su preocupación por el artista creador están elocuentemente retratados en Doctor Faustus (1947), un estudio de la vida cultural alemana durante el apogeo del nacionalsocialismo. Heinrich Mann, el hermano del gran novelista, se enfrentó también al nazismo y es conocido por sátiras políticas como Der Untertan (El súbdito, 1918).
Los escritos de Hesse expresan un sentido de la soledad espiritual, a menudo atemperado por la sabiduría y el misticismo de la filosofía oriental. Hesse describió la alienación y la dualidad de la naturaleza de los seres humanos modernos en Demián (1919) y Steppenwolf (El lobo estepario, 1927). En su obra quizás más importante, Das Glasperlenspiel (El juego de abalorios, 1943), propugna una nueva aristocracia ética e intelectual. La obra de Hesse, poco leída al principio salvo en Alemania, gozó de un considerable interés durante la década de 1960.
Ningún escritor en alemán ha ejercido una influencia tan extraordinaria en la novela contemporánea como el escritor checo Franz Kafka. Sus novelas Der Prozess (El proceso, 1925), Das Schloss (El castillo, 1926) y Amerika (1927), así como sus numerosas narraciones ofrecen un fascinante ajuste de cuentas con un mundo desarticulado e inescrutable, atrapado por la falta de fe y de dirección. El estilo narrativo aparentemente sencillo de Kafka dio una nueva profundidad al principio expresionista, evocando el misterio de la experiencia humana a través de símbolos sugerentes.

e) Poesía moderna Alemana

La época moderna de la poesía alemana empieza con Nietzsche, que escribía poesía lírica. Su influencia puede rastrearse en la poesía y la prosa de Gottfried Benn, cuya desilusión y desesperación casi nihilistas subyacen en su búsqueda de valores positivos. Un gran resentimiento de injusticia social caracteriza los poemas de Richard Dehmel. Hugo von Hofmannsthal desarrolló sus dotes poéticas en poemas líricos y en libretos para óperas del compositor alemán Richard Strauss. El principal exponente del movimiento simbolista en la poesía alemana fue Stefan George, que, como Nietzsche, intentó recuperar el papel del poeta como crítico del materialismo y de la corrupción. Una tarea similar se propuso el también famoso poeta moderno alemán Rainer Maria Rilke. En Die Sonette an Orpheus(Sonetos a Orfeo, 1923), Rilke intentó transmitir las misteriosas percepciones de la belleza que tiene el poeta.


Literatura Galesa (Inglaterra) del Siglo XX

En el siglo XX se ha producido un tremendo resurgir de la actividad literaria y el sentimiento nacionalista en Gales. Poetas como Thomas Gwynn Jones y Robert William Parry produjeron importante poesía dentro de la tradición clásica, y William John Gruffydd realizó obras excelentes en metros más libres. Sir John Morris-Jones escribió 'Salmo a Mannon', considerada una obra maestra de la poesía galesa por la pureza de dicción y el uso técnicamente exacto de los metros clásicos. Sus poemas líricos no han sido superados en la poesía galesa del siglo XX, lo mismo que sus acertadas traducciones de poemas de otros idiomas. También es un vigoroso ensayista.
La prosa galesa del siglo XX ha contado igualmente con un renacido vigor. Entre los escritores de relatos se cuentan Kate Roberts, considerada como la escritora más profunda de todos los del género. D. J. Williams, también ensayista, y E. Tegla Davies han escrito importantes relatos. Novelistas destacados son Islwyn Ffowc Elis y Saunders Lewis, también distinguido dramaturgo.
Debe señalarse que un número impresionante de escritores nacidos en Gales son autores conocidos en inglés; por ejemplo el dramaturgo y actor Emlyn William, y Dylan Thomas, el renombrado poeta lírico y autor de relatos. La continuidad de la literatura galesa, sin embargo, está inevitablemente ligada al destino de la lengua galesa, actualmente apoyada por la Unión Europea y el gobierno británico.

Literatura Inglesa del Siglo XX

En el siglo XX se ha producido un tremendo resurgir de la actividad literaria y el sentimiento nacionalista en Gales. Poetas como Thomas Gwynn Jones y Robert William Parry produjeron importante poesía dentro de la tradición clásica, y William John Gruffydd realizó obras excelentes en metros más libres. Sir John Morris-Jones escribió 'Salmo a Mannon', considerada una obra maestra de la poesía galesa por la pureza de dicción y el uso técnicamente exacto de los metros clásicos. Sus poemas líricos no han sido superados en la poesía galesa del siglo XX, lo mismo que sus acertadas traducciones de poemas de otros idiomas. También es un vigoroso ensayista.

La prosa Inglesa del siglo XX ha contado igualmente con un renacido vigor. Entre los escritores de relatos se cuentan Kate Roberts, considerada como la escritora más profunda de todos los del género. D. J. Williams, también ensayista, y E. Tegla Davies han escrito importantes relatos. Novelistas destacados son Islwyn Ffowc Elis y Saunders Lewis, también distinguido dramaturgo.
Debe señalarse que un número impresionante de escritores nacidos en Gales son autores conocidos en inglés; por ejemplo el dramaturgo y actor Emlyn William, y Dylan Thomas, el renombrado poeta lírico y autor de relatos. La continuidad de la literatura galesa, sin embargo, está inevitablemente ligada al destino de la lengua galesa, actualmente apoyada por la Unión Europea y el gobierno británico.

1) La narrativa posterior a la I Guerra Mundial

Entre los novelistas y autores de relatos, Aldous Huxley es uno de los que expresan mejor la sensación de desesperanza del periodo posterior a la I Guerra Mundial en Contrapunto (1928), una obra escrita con una técnica que marca una ruptura con respecto a las narraciones realistas previas.
Antes que Huxley, y de hecho antes de la guerra, las novelas de E. M. Forster, como Una habitación con vistas (1908) y Regreso a Howards End (publicada también como La mansión, 1910), habían expuesto el vacío de los intelectuales y las clases altas. Forster proponía un regreso a la sencillez, a los sentidos y a la satisfacción de las necesidades del ser físico. Su novela más famosa, Pasaje a la India (1924), combina estas preocupaciones con un análisis exacto de las diferencias sociales que separaban a las clases dominantes inglesas de los habitantes nativos de la India, demostrando la imposibilidad de la permanencia de un gobierno inglés
D. H. Lawrence también expuso la necesidad de un regreso a las fuentes primigenias de la vitalidad de la raza. Sus numerosas novelas y relatos, entre las que destacan Hijos y amantes (1913), Mujeres enamoradas (1921) y El amante de lady Chatterley (1928) son mucho más experimentales que las de Forster. El evidente simbolismo de los argumentos de Lawrence y la exposición directa de sus opiniones rompen los lazos con el realismo, que se ve reemplazado por la propia dinámica del espíritu de su autor.
Mucho más experimentales y heterodoxas fueron las novelas del irlandés James Joyce. En su novela Ulises (1922) se centra en los sucesos de un solo día y los relaciona con patrones temáticos basados en la mitología griega. En Finnegans Wake (1939), Joyce va más allá creando todo un vocabulario nuevo a partir de elementos de muchos idiomas para realizar una narración de asuntos de la vida diaria entrelazada con muchos mitos y tradiciones. De algunos de estos experimentos participan las novelas de Virginia Woolf; sus obras La señora Dalloway (1925) y Al faro (1927) expresan la complejidad y evanescencia de la vida experimentada a cada momento. Ivy Compton-Burnett atrajo a menos lectores con sus originales disecciones de las relaciones familiares, elaboradas casi siempre a base de escuetos diálogos, como ocurre con Hermanos y hermanas (1929) y Padres e hijos (1941).
2) La narrativa posterior a la II Guerra Mundial
Después de la II Guerra Mundial han aparecido pocas tendencias claramente distinguibles en la narrativa inglesa, al margen de los llamados “jóvenes airados” de las décadas de 1950 y 1960. Este grupo, que incluye a los novelistas Kingsley Amis, John Wain, Alan Sillitoe y John Braine, fustiga los valores caducos de la vieja Inglaterra. Iris Murdoch realizó un análisis cómico de la vida contemporánea en sus muchas novelas, como Bajo la red (1954), El príncipe negro (1973) o El buen aprendiz (1986).
Anthony Burgess, profundo escritor, se hizo famoso por su novela sobre la violencia juvenil, La naranja mecánica (1962), y John Le Carré ganó gran popularidad por su ingeniosas y complejas novelas de espionaje, como El espía que surgió del frío (1963) o La casa Rusia (1989). William Golding explora el mal del ser humano en la alegórica El señor de las moscas (1954), y obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1983. Durante la década de 1960 el realismo social de escritores como Amis, Braine y Alan Sillitoe, con su énfasis en el restrictivo provincianismo inglés, dio paso a influencias más internacionales. V. S. Pritchett y Doris Lessing, desde posturas muy distintas, obtuvieron el reconocimiento de los lectores. Lessing destacó por novelas en las que se ocupa del papel de la mujer en la sociedad actual, como ocurre en El cuaderno dorado (1962). Debe subrayarse también el humor negro altamente estilizado de escritores como Angus Wilson y Muriel Spark.

Literatura Irlandesa del Siglo XX

El renacimiento literario irlandés se extendió hasta principios del siglo XX. El dramaturgo Sean O'Casey escribió La sombra de un pistolero (1923), Juno y el pavo real (1924) y El arado y las estrellas (1926), retratos realistas de la vida en los bajos fondos de Dublín. Los seis libros, reunidos en dos volúmenes con el título El espejo en casa (1956), representan una contribución fundamental a la historia de la literatura irlandesa. Las obras de Mary Colum y del dramaturgo y director del Abbey Theatre, Lennox Robinson, tienen un carácter eminentemente histórico y personal.
1) Narrativa y ensayo
Al mismo tiempo, salieron a escena varios escritores irlandeses nuevos, entre los que se cuentan los novelistas Liam O'Flaherty, autor de intensos relatos sobre la vida irlandesa como El delator (1925) y Hambruna (1937), y Elizabeth D. C. Bowen, autora de La muerte del corazón (1949) y Eva Trout (1968). También destacaron Molly Keane y, en especial, Edna O'Brien, autora de novelas de carácter autobiográfico sobre los intentos de unos jóvenes rebeldes por recuperar sus raíces.
Brian O'Nolan, conocido periodista, también es autor de novelas brillantes, mientras que los escritores de relatos más conocidos son Michael O'Donovan y William Trevor; entre los más recientes destaca Bernard MacLaverty. Sean O'Faolain escribió notables biografías, ensayos literarios y relatos.
Los escritores irlandeses del siglo XX, James Joyce y Samuel Beckett, aunque no se asocien con el renacimiento literario de su país, son reconocidos como figuras capitales de la literatura mundial. Todas las obras de Joyce, excepto Exiliados, se desarrollan en Dublín. Y Beckett, aunque exiliado en París, utiliza los ritmos de lenguaje y la jerga de Dublín.

2) Poesía Irlandesa

La figura dominante de la poesía irlandesa del siglo XX, y una gran personalidad mundial, fue William Butler Yeats, cuya obra influyó y ha seguido influyendo después de su muerte, en la obra de otros poetas. Destacan también los poetas católicos Austin Clarke y Thomas Kinsella.
En la década de 1980 Seamus Heaney atrajo la atención internacional, que culminó con la concesión del Premio Nobel de Literatura en 1995. Su pasión por las palabras y sus intensas imágenes que reflejan los conflictos trágicos de la experiencia irlandesa, se muestran en sus poemas y numerosos ensayos literarios.

3) Teatro Irlandes

La vitalidad del teatro irlandés se hizo evidente en las obras irónicas de Denis y en Brendan Behan. En años recientes destacó Brian Friel.

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